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Plaza Pública

¿Petróleo o Socialismo?

Por Víctor Manuel Pérez Martínez
victor@vmperezm.com

El socialismo aspira a ser un modelo político que ofrece una serie de valores para optar a una sociedad más justa. Los principios de los teóricos socialistas son ampliamente debatidos. La mayoría de los ciudadanos aspiramos a vivir en una sociedad en la cual tengamos los servicios públicos garantizados, una mejor calidad de vida, en donde la pobreza disminuya y las personas puedan lograr sus objetivos en la vida.

Algunas corporaciones miden sus éxitos por el superávit al final de un período económico mientras que paralelamente el gobierno se considera exitoso por imponer su ideología. En ambos casos, generalmente no se miden las consecuencias. La libre empresa en una sociedad democrática, que se autodefine socialista, debe responder a un marco legal y a un estado de derecho; pero también el gobierno.

Es difícil compartir un ideal socialista cuando los gobiernos no son capaces de asumir esos principios. El gobierno revolucionario de Venezuela carece, al menos en general, de una propuesta socialista y democrática efectiva que permita la convivencia entre las diferentes opciones políticas. En cambio, aceptan aquellos modelos económicos que se someten a la actitud soberbia de quienes consideran tener la verdad absoluta.

La propuesta bolivariana implicaba la liberación del país de un imperio liderado desde Estados Unidos; pero, poco se cuestiona del acercamiento a los imperios de Rusia o China. ¿Estos últimos son mejores socios? ¿No exportan también una ideología? Existe una izquierda arcaica que mantiene la idea de una conspiración en cualquier acción de los Estados Unidos pero en el siglo XXI la defensa de los intereses nacionales tiene que madurar en concordancia con las nuevas realidades de la globalización.

Debemos defender nuestra identidad pero elevando nuestra calidad de vida, erradicando la corrupción, disminuyendo la marginalidad, invirtiendo en educación, salud e infraestructura. No recurriendo a los pobres para mantener ideológicamente un sistema político que beneficia a unos pocos; a los que como siempre, se pliegan al poder de turno. UNASUR y el ALBA son escenarios estupendos para una integración que nos permita crecer y defendernos como región.

Vivimos en un ideal socialista fundamentado en medias verdades y en unos ingresos petroleros que nos han transformado en peones útiles para el sostenimiento económico y políticos de algunos países. ¿Cuándo llegará la hora de invertir en Venezuela? En los cambios que requerimos como sociedad.

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