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Plaza Pública

CHAVEZ Y URIBE: UNA RELACIÓN PELIGROSA

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

Propongo una solución para los conflictos entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez: dejarlos solos un par de días en un recinto de cinco metros cuadrados. ¿Un reality show? Las consecuencias no serían tan graves. ¿Existe otra opción? Lamentablemente la incompetencia de ambos gobiernos para solucionar sus problemas en encuentros bilaterales es inviable. Los problemas personales entre ambos mandatarios (no veo otra razón)  están traduciéndose en una psicosis de guerra en la cual, excepto que alguien demuestre lo contrario, ni venezolanos ni colombianos estamos interesados. ¿Quizás ellos si lo estén para distraer la atención? Pero a los ciudadanos: NO.

Entre otros aspectos porque, ¿cuáles son los motivos de un enfrentamiento militar entre ambos países? No hay ningún territorio en disputa, ni riquezas minerales en peligro, ni tampoco un ataque bélico frontal para eliminar a un gobierno y mucho menos enemistad entre ambos pueblos. La única causa del enfrentamiento, al menos visible, está vinculada a la FARC.

Poco interés tienen los venezolanos y los colombianos de proteger y preocuparse por unos guerrilleros. No tengo la certeza que los más fieles a Hugo Chávez sean capaces de entregarse a las armas por un movimiento insurgente y terrorista que ha causado mucho daño a la sociedad colombiana. Aunque, en la nueva religión chavista la adoración a los personajes de la izquierda revolucionara puede incentivar sentimientos poco deseados. Estos personajes son parte de un santoral propio y de un ritual incentivado por el gobierno venezolano. Es suficiente con recordar la transmisión religiosa-ideológica-demagógica realizada por Hugo Chávez de la exhumación de los restos de Simón Bolívar.

Una de las pocas metas incumplidas del presidente venezolano es participar activamente (pero debidamente custodiado) en un conflicto bélico. En su curriculum está una intentona fallida de golpe de Estado, una renuncia a su cargo de Presidente y ver como la propia Fuerza Armada lo restituyó en el poder después de evitar el golpe de Carmona Estanga. Militarmente poco tiene que ofrecer en comparación a los héroes revolucionarios de América. Pero, ¿por qué no juega a la guerra con una PlayStation? ¿Por qué no se preocupa en gobernar a un país que requiere mayor dedicación, atención y gerencia? ¿Tiene que distraernos de los problemas con su ilusión de ser el nuevo Simón Bolívar de Venezuela? No es la Venezuela del Libertador. Simón Bolívar murió. Dejó un legado muy importante de principios; pero, es una inmoralidad que sean manipulados por los intereses políticos y económicos de la clase política; la de los actuales momentos y la de décadas anteriores.

La preocupación de usar la guerra y el conflicto como discurso político, es que hay sectores de la sociedad que asumen los mensajes de sus líderes como verdades irrefutables.

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