¿Será Obama el Papa negro?
Por Víctor Manuel Pérez Martínez
La imagen de Barack Obama ha llegado a sugerir que el Papa negro profetizado por Nostradamus está entre nosotros. Más allá de las ocurrencias que proliferan en Internet hay una realidad: los gobiernos latinoamericanos, y del mundo, están encantados, o al menos expectantes, con Obama. Evidentemente hay algunas excepciones, entre ellas el Gobierno de Cuba, las cuales no se sabe si es por conveniencia política o porque necesita seguir manteniendo el discurso político para sus votantes. Similar situación ocurrió con Hugo Chávez: primero Obama era un “pobre ignorante”, después quiere ser su amigo y recientemente advierte que el imperio está “vivito y coleando”. En definitiva, ¡algunos políticos tienen un complejo de veletas impresionante!
En cualquier caso, hay una realidad: los gobiernos de América necesitan con urgencia fortalecer las relaciones con sus socios económicos más importantes con la finalidad de reducir el impacto que la crisis mundial puede causar en la región. Desde esta perspectiva no sería cuestionable el interés que ha generado la reciente visita de Barack Obama en la V Cumbre de las Américas. La nueva administración estadounidense sabe que los países de su propio continente deben ser socios económicos y políticos prioritarios, al margen del debate ideológico. No importan los insultos sino reunirse para acordar negocios rentables; los insultos son para mantener los votos.
En una relación comercial debe haber interés de ambas partes en establecer acuerdos. En general, el acceso a los detalles de esos acuerdos no están a la disposición de los ciudadanos y asumimos que las cláusulas convienen a las dos partes por igual. Sin embargo, sabemos que los negocios también son una forma de hacer política. Estas relaciones se establecen a un alto nivel de gobierno y de empresas con la esperanza que repercuta en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
No obstante, ¿cómo pueden estas nuevas relaciones económicas mantener un equilibrio con el proceso de nacionalización de las empresas en Venezuela? Desde esta perspectiva hay más preguntas que respuestas y por eso es conveniente que la opinión pública se mantenga distraída en los temas políticos, en el discurso de extrema izquierda o en las medidas populistas. Se espera que los ciudadanos, sean partidarios del gobierno o no, exijan transparencia a sus líderes.