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Plaza Pública

Venezuela

¿Qué elegimos los venezolanos?

Asamblea NAcional

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

La sociedad venezolana demostró la madurez democrática en las recientes elecciones de los representantes a la Asamblea Nacional. Superar la presión mediática de la oposición y del oficialismo no fue una tarea fácil. Los ciudadanos ejercieron su derecho al voto y expresaron una opinión. Ahora bien, es lamentable que oposición y gobierno no escuchen o no quieran escuchar la voz de una sociedad que exige, menos discursos y más actuaciones eficaces.

No hay duda que los recursos del Estado fueron utilizados para defender la revolución. Los integrantes de los medios de comunicación públicos defendieron los ideales de la bolivarianos. Mantuvieron la imagen del líder en alto. No obstante, por mucho que quieran matizar los resultados desde el gobierno estos no fueron los deseados. Hugo Chávez no logró el objetivo y debe asumir que existe una opinión diferente en el país. Ni la revolución ha llegado a los sectores que pensaba ni su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tiene la capacidad para captar a nuevos votantes. Aunque no es una elección presidencial hay que tener en cuenta que se estaba eligiendo una manera de hacer política. ¿No es la razón de ser PSUV?

En el otro extremo la oposición ya está organizando un posible referendum y una lista de candidatos presidenciales. Me pregunto: ¿Los ciudadanos votaron para quitar a Hugo Chávez del poder? Personalmente tengo mis dudas. Entiendo que los venezolanos elegimos a unos representantes a la Asamblea Nacional para tener una opción diferente en el Parlamento. Pero, ¿cuál es la propuesta de país que tiene la oposición? ¿Cuáles son los proyectos de leyes que llevaran a votación? Necesitamos una alternativa que pueda convencer a la mayoría de los venezolanos. Los objetivos se logran trabajando y demostrando que una Venezuela diferente es posible con un modelo distinto. Un país en dónde el poder del presidente está limitado por el Parlamento. Una sociedad en la cual el Estado de Derecho es fuerte.

Una nueva oportunidad se vislumbra para la sociedad venezolana. Los resultados de las elecciones deben ser analizados por los partidos políticos. No es la hora de confundir los datos y pretender asumir una representación que no se tiene. Los diputados solamente tienen una encomienda: legislar. Intentar que el Poder Legislativo sea autónomo e independiente. Poco importa quién sea el presidente. Quizás es el momento de poner límites y limitaciones al presidencialismo que tanto daño hace al país. En una frase: En Venezuela los gobiernos están sujetos a la voluntad del pueblo representado en el Parlamento.

CHAVEZ Y URIBE: UNA RELACIÓN PELIGROSA

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

Propongo una solución para los conflictos entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez: dejarlos solos un par de días en un recinto de cinco metros cuadrados. ¿Un reality show? Las consecuencias no serían tan graves. ¿Existe otra opción? Lamentablemente la incompetencia de ambos gobiernos para solucionar sus problemas en encuentros bilaterales es inviable. Los problemas personales entre ambos mandatarios (no veo otra razón)  están traduciéndose en una psicosis de guerra en la cual, excepto que alguien demuestre lo contrario, ni venezolanos ni colombianos estamos interesados. ¿Quizás ellos si lo estén para distraer la atención? Pero a los ciudadanos: NO.

Entre otros aspectos porque, ¿cuáles son los motivos de un enfrentamiento militar entre ambos países? No hay ningún territorio en disputa, ni riquezas minerales en peligro, ni tampoco un ataque bélico frontal para eliminar a un gobierno y mucho menos enemistad entre ambos pueblos. La única causa del enfrentamiento, al menos visible, está vinculada a la FARC.

Poco interés tienen los venezolanos y los colombianos de proteger y preocuparse por unos guerrilleros. No tengo la certeza que los más fieles a Hugo Chávez sean capaces de entregarse a las armas por un movimiento insurgente y terrorista que ha causado mucho daño a la sociedad colombiana. Aunque, en la nueva religión chavista la adoración a los personajes de la izquierda revolucionara puede incentivar sentimientos poco deseados. Estos personajes son parte de un santoral propio y de un ritual incentivado por el gobierno venezolano. Es suficiente con recordar la transmisión religiosa-ideológica-demagógica realizada por Hugo Chávez de la exhumación de los restos de Simón Bolívar.

Una de las pocas metas incumplidas del presidente venezolano es participar activamente (pero debidamente custodiado) en un conflicto bélico. En su curriculum está una intentona fallida de golpe de Estado, una renuncia a su cargo de Presidente y ver como la propia Fuerza Armada lo restituyó en el poder después de evitar el golpe de Carmona Estanga. Militarmente poco tiene que ofrecer en comparación a los héroes revolucionarios de América. Pero, ¿por qué no juega a la guerra con una PlayStation? ¿Por qué no se preocupa en gobernar a un país que requiere mayor dedicación, atención y gerencia? ¿Tiene que distraernos de los problemas con su ilusión de ser el nuevo Simón Bolívar de Venezuela? No es la Venezuela del Libertador. Simón Bolívar murió. Dejó un legado muy importante de principios; pero, es una inmoralidad que sean manipulados por los intereses políticos y económicos de la clase política; la de los actuales momentos y la de décadas anteriores.

La preocupación de usar la guerra y el conflicto como discurso político, es que hay sectores de la sociedad que asumen los mensajes de sus líderes como verdades irrefutables.

¿UBUNTU EN SUDÁFRICA 2010?

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

Ubuntu, además de ser el nombre del sistema operativo de código abierto basado en Linux, es una expresión que hace referencia a una filosofía de vida en la cual “soy porque nosotros somos”. Apela a la solidaridad, a la unidad y a la disposición por construir un mundo mejor.

Sudáfrica es uno de los focos de atención mediático en la actualidad. Es noticia por el Mundial de Fútbol 2010; el primero que se realiza en el continente africano. No se discute la conveniencia del evento para el continente porque le permite proyectar al mundo una imagen distinta. En el caso de Sudáfrica fue un éxito no sólo deportivo sino un logro político y personal de Nelson Mandela. La candidatura requería de la voluntad política por equipar al país de una infraestructura deportiva y logística capaz de estar a la altura de los mundiales de fútbol más recientes.

En un país donde el apartheid causó grabes problemas sociales, con una democracia muy reciente (1994), con altos índices de pobreza y de delincuencia, con problemas estructurales en sanidad, educación y servicios públicos; el mundial, ¿es una oportunidad para cambiar la otra Sudáfrica que no aparece en los medios de comunicación?

La nueva etapa política de Sudáfrica ha estado orientada por un mensaje de reconciliación; la filosofía Ubuntu. Fue la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación un paso importante para la reconstrucción del país. Desmond Tutu presidió la comisión (1995-1998) y se encargó de investigar los delitos en contra de los derechos humanos ocurridos durante el apartheid. Sin embargo, las consecuencias sociales y políticas siguen estando vigentes.

Aunque Sudáfrica es una de las regiones con mejor economía de África, está muy lejos de ser la imagen que con esmero han intentado transmitir. Países poderosos han mirado hacia África para explotar sus recursos naturales; pero, no para invertir en su desarrollo. No es un cambio de imagen lo que necesita el continente. Es necesaria la voluntad política de los gobiernos internos y de la comunidad internacional para hacer de África una región con una mejor y mayor calidad de vida.

¿Petróleo o Socialismo?

Por Víctor Manuel Pérez Martínez
victor@vmperezm.com

El socialismo aspira a ser un modelo político que ofrece una serie de valores para optar a una sociedad más justa. Los principios de los teóricos socialistas son ampliamente debatidos. La mayoría de los ciudadanos aspiramos a vivir en una sociedad en la cual tengamos los servicios públicos garantizados, una mejor calidad de vida, en donde la pobreza disminuya y las personas puedan lograr sus objetivos en la vida.

Algunas corporaciones miden sus éxitos por el superávit al final de un período económico mientras que paralelamente el gobierno se considera exitoso por imponer su ideología. En ambos casos, generalmente no se miden las consecuencias. La libre empresa en una sociedad democrática, que se autodefine socialista, debe responder a un marco legal y a un estado de derecho; pero también el gobierno.

Es difícil compartir un ideal socialista cuando los gobiernos no son capaces de asumir esos principios. El gobierno revolucionario de Venezuela carece, al menos en general, de una propuesta socialista y democrática efectiva que permita la convivencia entre las diferentes opciones políticas. En cambio, aceptan aquellos modelos económicos que se someten a la actitud soberbia de quienes consideran tener la verdad absoluta.

La propuesta bolivariana implicaba la liberación del país de un imperio liderado desde Estados Unidos; pero, poco se cuestiona del acercamiento a los imperios de Rusia o China. ¿Estos últimos son mejores socios? ¿No exportan también una ideología? Existe una izquierda arcaica que mantiene la idea de una conspiración en cualquier acción de los Estados Unidos pero en el siglo XXI la defensa de los intereses nacionales tiene que madurar en concordancia con las nuevas realidades de la globalización.

Debemos defender nuestra identidad pero elevando nuestra calidad de vida, erradicando la corrupción, disminuyendo la marginalidad, invirtiendo en educación, salud e infraestructura. No recurriendo a los pobres para mantener ideológicamente un sistema político que beneficia a unos pocos; a los que como siempre, se pliegan al poder de turno. UNASUR y el ALBA son escenarios estupendos para una integración que nos permita crecer y defendernos como región.

Vivimos en un ideal socialista fundamentado en medias verdades y en unos ingresos petroleros que nos han transformado en peones útiles para el sostenimiento económico y políticos de algunos países. ¿Cuándo llegará la hora de invertir en Venezuela? En los cambios que requerimos como sociedad.

ETA y Venezuela

Por Víctor Manuel Pérez Martínez victor@vmperezm.com

El tema del terrorismo es complejo, peligroso y políticamente preocupante si no existe la voluntad de asumir que la violencia no es la vía para lograr los objetivos en una democracia. Es una actividad que genera muerte, miedo y resentimientos. La sociedad venezolana no tiene la experiencia de convivir con movimientos terroristas. Incluso, los políticos venezolanos tienen poca experiencia en el manejo de estos temas y la imprudencia no es una buena consejera.

La defensa de ideales políticos a través de la fuerza no es coherente con la libertad, la paz y la igualdad. Ignoramos las repercusiones que el terrorismo tiene en la vida de los ciudadanos, en las relaciones con otros países y en la democracia como sistema político. Los venezolanos hemos trabajado, y seguimos en el mismo camino, por una democracia donde prevalezca el entendimiento; sería ilógico otro sistema. A pesar de las dificultades, en gran parte por la actuación negativa de algunos gobernantes (nacionales y regionales), la democracia es el sistema que nos permite mayor libertad y seguridad. Es evidente, que la corrupción, la incompetencia, el abuso de poder, el control político, la falta de pluralismo están afectando nuestra convivencia política. Por lo pronto, el voto es una herramienta formal que permite hacer cambios en el rumbo político.

Las relaciones entre los gobiernos de Venezuela y España se han mantenido cordiales; en la medida que los intereses económicos de ambos países sean el punto de encuentro de las negociaciones. Ahora bien, en los temas donde la banda terrorista española ETA aparece, hay una actitud muy clara en el Estado español: el rechazo de todas las fuerzas políticas. En pocos asuntos los partidos españoles logran acuerdos unísonos; pero, en la lucha terrorista no hay ningún atisbo de duda. En este proceso, todas las instituciones tienen el objetivo muy bien definido.

En los países donde la separación de los poderes está claramente definida, a pesar de sus dificultades, el respeto a las instituciones democráticas no se cuestiona. Es lógico pensar que en la estructura del gobierno bolivariano este tipo de principio democrático sea inconcebible. En los poderes públicos venezolanos no se cuestiona ninguna decisión del presidente. Es un aspecto sobre el cual reflexionar en un sistema que se considera democrático y defensor del socialismo. Los grupos terroristas no son buenos aliados para construir una democracia. Los poderes políticos y las fuerzas de seguridad del Estado venezolano, deben velar para evitar cualquier infiltración de integrantes de grupos terroristas en la vida política venezolana. En estos casos, la justicia es quien debe decidir.

Es hora de gobernar

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

La insistencia de convocar un referéndum revocatorio es una estrategia del gobierno para desviar la atención de la opinión pública de los graves problemas que están afectando al país. Un referéndum permitiría activar oficialmente una maquinaria electoral ofreciéndole oxígeno a un gobierno que ha demostrado en los últimos meses la incompetencia en la gerencia de asuntos claves para el país. Por otra parte, aunque la oposición viene asumiendo un papel diferente, todavía no comprende sus líderes la necesidad de establecer estrategias que permitan fortalecer la unidad entre sus integrantes.

La violencia entre seguidores del oficialismo y de la oposición retoma las calles de las ciudades venezolanas. El movimiento estudiantil vuelve a estar presente y la pregunta que nos podemos hacer es, ¿tiene sentido el esfuerzo que están realizando? Las acciones del gobierno, en un marco legal, con la intención de controlar las voces que disienten de la política oficial han generado las movilizaciones en el país. No es únicamente un tema vinculado a RCTVI (Radio Caracas Televisión Internacional); es una estrategia relacionada con una política muy concreta de fortalecer los mensajes de la revolución sin que existan críticas a su gobierno.

El salvajismo de grupos delictivos amenazando cualquier acción de protesta al gobierno no es políticamente adecuado para ninguna de las partes involucradas. La tensión política entre los venezolanos debe tener canales democráticos para llegar a los acuerdos mínimos donde el respeto y la convivencia sean los elementos mínimos para el diálogo.

En estos momentos el oficialismo no puede pretender seguir esgrimiendo excusas de su incompetencia apelando a los gobiernos anteriores. Es una década de revolución bolivariana donde los resultados en bienestar social y en democracia han sido mínimos con respecto a los ingresos recibidos. Venezuela necesita un gobierno con capacidad de gestionar los problemas estructurales que diariamente se están agravando con más velocidad.

Es la hora de gobernar o permitir un cambio de rumbo en la dirección política y económica del país. Es necesario exigir responsabilidades por los actos de corrupción que han ocurrido. Las elecciones son el mecanismo formal de la democracia para pedir se cumplan nuestros derechos. Ahora bien, quizás la etapa de transición a un nuevo modelo político ha llegado a su final y es el momento de plantearse uno nuevo; en democracia

Llegó la devaluación

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

La devaluación de la moneda, tan esperada desde hace algún tiempo, fue anunciada por el presidente Hugo Chávez. El aviso fue estratégicamente a principios del nuevo año, cuando la sociedad todavía está entusiasmada por las fiestas navideñas y esperábamos que el nuevo año llegara con nuevos signos de esperanza y de mejora para el país. Pero, este tipo de acciones no cambian aunque los gobiernos sean distintos. En cualquier caso, hemos comenzado el año con una devaluación, con el poder adquisitivo del bolívar cada vez menor y con una incertidumbre mayor sobre las nuevas medidas económicas que podrían ser aprobadas.

A principios del año 2009, Hugo Chávez en declaraciones a CNN, indicó que no había necesidad de realizar una devaluación del bolívar porque las condiciones eran ideales en la economía venezolana. ¿Qué pasó en el 2009 para que en menos de un año cambiara la economía en nuestro país? Algunos expertos señalan que la devaluación de la moneda era un mal necesario; incluso, hay quienes consideran que la devaluación todavía es mayor.

La medida se ha recibido en el sector económico con una percepción positiva; pero, la incertidumbre no está tanto en las consecuencias de la devaluación como en los procedimientos que se utilizarán para hacer viable la misma. Las estructuras responsables de controlar la moneda en Venezuela tienen el reto de minimizar la corrupción que puede generar mantener dos tipos de cambios; suministrar las divisas solicitadas sin parcializaciones políticas y evitar que la devaluación no se transforme en una inflación incontrolada para la economía del venezolano.

Las nuevas medidas económicas son el reflejo de un gobierno que evita, por aspectos políticos, tomar decisiones prioritarias y administrar los recursos del país de forma eficiente y eficaz. Han sido medidas que llegan con demora por el miedo a la pérdida de popularidad por las consecuencias políticas para el gobierno revolucionario. Ahora bien, ¿cuándo podrá Venezuela disfrutar de una economía sana y fuerte? Venezuela ya no está recibiendo los recursos esperados por el petróleo. Seguimos manteniendo el mismo modelo productivo y consolidamos una estructura rentista. La revolución bolivariana necesita más dinero. Existe una burbuja irreal que se refleja en el gasto público, en el consumismo o en la especulación de ciertos sectores.

El modelo socialista del gobierno actual promueve principios o acciones que no responden a los intereses de la mayoría de la población venezolana; incluyendo a quienes señalan apoyar al presidente. Y no nos referimos al tema social, aspecto en el cual la mayoría de la población coincidimos como importante para el país. Venezuela no es Cuba; es una sociedad distinta. Venezuela no es una hacienda; es un país con personas interesadas en alcanzar objetivos distintos al del gobierno.

Venezuela no es un cuartel; en una sociedad civil que piensa y desea vivir en libertad. Venezuela no es un partido político; es una pluralidad de intereses en donde la mayoría desea construir y promover la paz del país.

¿Estamos en guerra?

¿Estamos en guerra?

Por Víctor Manuel Pérez Martínez
victor@vmperezm.com

¿Estamos en guerra? Sin lugar a dudas: estamos en guerra. ¿Cuántas muertes semanales ocurren por la violencia en nuestro país? La guerra no es con Colombia ni con los Estados Unidos. Nuestra guerra está en las calles y en los barrios de nuestras ciudades. Las muertes, los secuestros o los atracos ocurren en las puertas de nuestras casas. No tenemos fuerzas policiales, judiciales ni militares con las capacidades estratégicas para mantener a los criminales en las cárceles; pero, ¿estamos pensando en un conflicto internacional?

La presencia de tropas americanas en Colombia no es del agrado de un porcentaje significativo de venezolanos que consideramos otras estrategias más acordes con la región para controlar el narcotráfico; pero, es una realidad que quienes no aceptan el socialismo del gobierno actual se les hace difícil encontrar un espacio para la coordinación de proyectos. Ahora bien, ¿tiene sentido una guerra entre Colombia y Venezuela? ¿Será una estrategia de ambos gobiernos para ocultar los problemas internos? ¿La diplomacia entre ambos países no tiene canales de diálogo adecuados para discutir estos temas alejados de los micrófonos? ¿Por qué no se insultan en una oficina y dejan a los ciudadanos vivir en paz?

En nuestro país hay un gobierno y una oposición intolerante con otras alternativas políticas. Existe miedo de expresar públicamente una opinión contraria al gobierno, o a favor, porque se castiga con violencia (no necesariamente física). ¿Es preferible el silencio y esperar a ver que ocurre? Lamentablemente la solución no vendrá simplemente con desearlo; hay que trabajar por el cambio.

La violencia en nuestras calles no se soluciona con buenas intenciones o declaraciones populistas.Es necesario voluntad política para erradicar las armas, las drogas y las mafias de nuestros barrios. Pero, ¿cuál de los políticos actuales viven en un barrio? Es obligatorio precisar que la delincuencia es un problema que existió en gobiernos anteriores; pero, después de diez años de revolución socialista y de interés por defender al pueblo de las invasiones extranjeras, es inmoral que no se tomaran medidas más efectivas contra la delincuencia. Sin embargo, oposición y gobierno siguen gastando tiempo en declaraciones absurdas sobre el tema. Menos palabras y más acciones contundentes. Hemos sido invadidos por la ignorancia, las drogas, las armas y una delincuencia que está haciendo sufrir a los venezolanos. Somos quienes votamos y decidimos: no lo olviden. Podemos optar libremente por un nuevo cambio.

¡Firmes!

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

¡Firmes! Al buen estilo militar bolivariano, los venezolanos no tenemos otra opción en un autoritarismo enmascarado con una democracia al estilo de Hugo Chávez y su equipo de gobierno. Obviamente, gracias a una oposición que sueña todavía en retomar el poder a cualquier precio. ¿Delante de quién nos ponemos firmes, presentamos armas y mantenemos la línea recta? Por lo pronto, y considerando que los militares son quienes tienen las armas y el poder, ¿a quién presentaría usted las armas?

La “Ley orgánica de la Fuerza Armada Nacional y Bolivariana” y la “Ley de Conscripción y Alistamiento Militar” (texto que deberíamos leer en su totalidad) nos dejan poca opciones de maniobra a quienes defendemos la paz y la convivencia ciudadana alejada de los regímenes militares que tanto daño han hecho a nuestros países latinoamericanos. Es utópico pensar que en un país se creen milicias y se fortalezcan las fuerzas militares por razones de paz. Organizar milicias y otorgarles más poderes y recursos legales o económicos a las instancias militares es para tener capacidad de respuesta ante un conflicto. ¿Es que vamos a seguir el estilo de discurso promulgado por algunas administraciones de la Casa Blanca? Los países se arman para una guerra; no para buscar la paz.

Ahora bien, si en Venezuela no hay indicios de ningún tipo de conflicto bélico, excepto aquellos en los cuales el gobierno venezolano sueña, ¿por qué debemos rescatar el servicio militar obligatorio, crear milicias y mantener a los ciudadanos controlados con respecto a su participación o no en una estructura militar? La esperanza es que no deje de ser una forma de intimidación hacia los venezolanos como estrategia electoral; quizás una forma muy sutil de controlar el grado de aceptación hacia la revolución bolivariana. Si estas no fueran las razones, ¿estaremos cerca de una invasión o será nuestro gobierno el causante de la misma? Es difícil entender entre quienes apoyan al presidente Hugo Chávez y a su gobierno, que defiendan un sistema político que pretende con más insistencia controlarnos la vida. Estamos hipotecando la paz y la vida de las futuras generaciones en proyectos absurdos que están beneficiando únicamente a quienes están en el poder. Tenemos un gobierno que desea la confrontación, la guerra y la defensa de unos principios a cualquier precio; pero, con el agravante que esos principios ni los defienden, ni los asumen, ni los respetan aquellos que dicen defenderlos.

El negocio de la guerra es muy lucrativo para quienes la dirigen. Los conflictos solamente benefician a quienes controlan el poder. La historia nos dice que las secuelas de los conflictos armados, la violencia y la muerte no ayudan a la humanidad ni a las ideas. Un debate es la defensa de la soberanía y otra cosa es jugar a exponer nuestra soberanía y la vida de nuestros ciudadanos. El uniforme y el mundo militar son apetecibles, cautivantes y atrayentes. Pero, los conflictos armados son otra cosa.

¿Cambio en el Gobierno?

Por Víctor Manuel Pérez Martínez

El término reestructurar significa modificar y creo no equivocarme al señalar, que el objetivo de una modificación es con la finalidad de evaluar, planificar y alcanzar los objetivos no logrados o plantearse otros más adecuados. Es decir, la reestructuración de un gobierno tiene que ser coherente con las necesidades y exigencias de un momento determinado. Si el presidente de un gobierno tiene que hacer cambios en sus ministros es porque tiene un proyecto. Por eso, ¿cuáles son los objetivos del gobierno? Un nuevo equipo u estructura con criterios más gerenciales y enfocados a una visión de gestión democrática es inviable en la mentalidad del presidente. Es obvio, hay un interés político que prevalece por encima de las necesidades reales de los ciudadanos. Al menos esa es mi interpretación de sus palabras: "Hemos comenzado una reestructuración del Gobierno para darle mayor cohesión y convertir al Consejo de Ministros en un ente político, no meramente administrativo". Personalmente, prefiero un ente con un proyecto democrático de país que busque soluciones efectivas y permanentes a los problemas de los venezolanos.

Una estructura de gobierno más burocrático, con seis vicepresidentes, un Consejo Presidencial de Ministros, un Secretario Permanente del Consejo de Ministros, un Consejo de Mesa. Estupendo, hay una nueva estructura con personas seguramente conocidas por el apoyo reverencial hacia la figura de Hugo Chávez. ¿Quién de ellos le diría “no” a alguna de sus ideas? Pero, ¿y los equipos de profesionales, técnicos e investigadores para solucionar los problemas de los ciudadanos? ¿La estrategia para supervisar los cargos públicos para reducir la corrupción? ¿Conocer los gastos de los representantes de los ciudadanos? Se nos olvidaba que tendremos un relanzamiento de las misiones sociales. Estupendo porque, en definitiva, los más necesitados recibirán algunos de los recursos que están sobrando de la cantidad inmensa que se reparten en los círculos vinculados con el poder. Nos olvidamos que el dinero destinado a estos proyectos no es un regalo del gobierno; es el derecho de los ciudadanos menos favorecidos. Una obligación del gobierno de administrar con transparencia los impuestos y recursos de los venezolanos.

Pero, mientras seguimos en campaña electoral (oposición-gobierno), no hay interés en ofrecer una educación que genere una actitud crítica ante el gobierno y los sectores políticos. Es fundamental seguir inculcando una ideología al estilo del presidente en las futuras generaciones. ¡Es estupendo hablar de socialismo con todos nuestros impuestos y recursos a disposición de quienes tienen el poder! ¿Quién dejaría de ser socialista teniendo tantos recursos, influencia y poder?

 

 

Uribe vs Chávez

Por Víctor Manuel Pérez Martínez / victor@vmperezm.com

Es evidente que las relaciones entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez no son cordiales. Al menos parecen una montaña rusa: nunca se sabe si están en subida o en bajada. En cualquier caso, los gobiernos que representan no comparten los mismos ideales; pero, los ciudadanos queremos paz, seguridad y trabajo, no discusiones ideológicas sobre temas que deberían resolverse a la altura de los pueblos que los eligieron. En fin… son cosas de la política.

La guerrilla es uno de los problemas con los cuales Colombia debe convivir. Desde Venezuela no parece que tengamos conciencia de que también es un problema de los venezolanos, por la cantidad de kilómetros de frontera que compartimos. Es preocupante la guerrilla; pero, se agrava, cuando los dos gobiernos no son capaces de elaborar estrategias comunes para enfrentar a los grupos guerrilleros. Es decir, prefieren la diplomacia del micrófono antes de reunirse privadamente para aportar soluciones concretas.

El Gobierno de Venezuela reclama la posible instalación de bases estadounidenses en territorio colombiano; pero, ¿cuándo podríamos pensar en una fuerza militar integrada por los países de América Latina para cumplir con el objetivo de erradicar la guerrilla o el narcotráfico? Es posible, que a pesar de los discursos de integración, los propios gobiernos de América Latina no confíen plenamente uno del otro; al menos, no al nivel para organizar una fuerza de seguridad eficaz.

El hecho de que existan armas incautadas a la guerrilla colombiana provenientes de Venezuela es preocupante; pero, desde una perspectiva estratégica, Venezuela es un país fronterizo y hay cierta lógica de que los guerrilleros busquen obtener armas por esta vía. La gravedad del hecho, desde mi perspectiva, es que el Gobierno colombiano no realizara un acercamiento diplomático previo y gestionara con las autoridades venezolanas las investigaciones relacionadas con el caso. El hecho era una oportunidad para crear una comisión de investigación entre los dos países y ubicar responsables: ¿es tan ilógica la idea?

Al margen de este debate, ¿era indispensable romper las relaciones con el gobierno de Colombia? ¿Dónde están las estrategias de la diplomacia moderna para solucionar los conflictos entre los gobiernos? El tema de la guerrilla y de las relaciones Colombia-Venezuela es delicado y lo que menos le conviene a ambos países es distanciarse por falta de voluntad política y de visión de los problemas que les afectan.

No es el momento de discutir interpretaciones sobre la presencia estadounidense y de sus supuestos planes de invasión. La realidad es que la guerrilla está entre los dos países, existen armas que se están vendiendo y el narcotráfico es un elemento clave en este contexto. La esperanza es que mientras ambos presidentes se enfrentan para defender una idea, existan en otros niveles autoridades, funcionarios y militares que estén buscando estrategias conjuntas para enfrentar a los guerrilleros, investigar los hechos ocurridos y elaborar planes de seguridad que permitan minimizar la actividad guerrillera en ambos países, especialmente en la frontera.

Por fin... ¿Hay prioridades?

Por Víctor Manuel Pérez Martínez
victor@vmperezm.com

En algunas oportunidades escuchar las intervenciones de los representantes del Gobierno y de la oposición, incluido Hugo Chávez, genera varias sensaciones contradictorias: asombro, molestia y vergüenza. Asombro porque todavía tengo la sensación que escucho planteamientos nunca antes imaginados; molestia, porque el engaño y la soberbia en algunos de sus mensajes es evidente; y, vergüenza, porque no nos merecemos políticos de estas características. Por otra parte, en las filas del Partido Socialista Unido de Venezuela, en los partidos de la oposición y en el sector independiente hay gerentes, profesionales, líderes y ciudadanos con la voluntad de cambiar las cosas; pero, faltan espacios de encuentro. Cuando esto ocurra las cosas comenzarán a cambiar en nuestro país.

 En estos momentos quien tiene el poder manda y en un esquema militar las cosas funcionan de esa manera al igual que los discursos. No me refiero a las intervenciones cargadas de propaganda política enumerando los logros del modelo socialista o a los insultos, estratégicamente incluidos, refiriéndose a los Estados Unidos. Quiero concentrarme en el ejercicio elemental de la actividad de gobierno.

 En una de las reuniones del Consejo de Ministros transmitida por Venezolana de Televisión (17-03-2009) el Ejecutivo utilizó el acostumbrado discurso paternalista de quien se siente amo y dueño de los designios de las personas y de quien asume la actitud de Mesías para solucionar todos los problemas, al mejor estilo de los viejos gobiernos. ¿Algo positivo? Afortunadamente, después de 10 años de revolución bolivariana se han percatado de la necesidad de médicos en los hospitales y que la prioridad del Ministerio de Sanidad es atender a los hospitales y no de su construcción. ¡Una idea genial! Otro descubrimiento del gobierno: la crisis puede afectar a Venezuela y es necesario establecer prioridades. ¿Es un avance? Esperemos que no tarden otros 10 años para comprender que el paso siguiente es escuchar más, hablar menos y hacer su trabajo: gobernar y actuar.

 ¿La quinta República terminó y estamos iniciando la sexta República? Entre otras cosas porque ahora tendremos prioridades en el gobierno; los presupuestos serán revisados para que se puedan realizar los proyectos aunque el barril de petróleo esté en 25 dólares, incluso en “cero”; reducir el gasto; prioridad para los proyectos sociales; incluso, es un gobierno para los trabajadores.

 Sin embargo, ¿el Gobierno considera que tantas buenas intenciones las realizarán únicamente con aquellos que obedientemente dicen amén a sus directrices? Me niego a pensar que quienes apoyan al gobierno no sean valientes y asuman una actitud crítica exigiendo un mayor nivel y honestidad. Otra interpretación es que saben con certeza que el apoyo popular a Hugo Chávez no puede mantenerse únicamente con frases insultantes al neoliberalismo o a la oposición. Hay quienes pensamos que el gobierno de Hugo Chávez durará lo que tarde en surgir una oposición diferente a la actual, unida, democrática, renovada, con una visión de futuro, plural en ideas pero con objetivos comunes, con vocación social y un compromiso con el país más allá de las ideologías que tanto han dividido a los venezolanos.

Sobre la venta del Banco de Venezuela

Hay varias opiniones sobre la estrategia del gobierno venezolano de nacionalizar las empresas de algunos sectores económicos en el país. Las posturas son divergentes porque, en definitiva, pueden partir de razones ideológicamente fundamentadas. El otro ámbito del debate es la conveniencia y la cacapacidad de gerencia de la administración pública en estos sectores.

Algunos puntos de vistas se recogen en los siguientes artículos con respecto al caso del Banco de Venezuela perteneciente al Grupo Santander:

¿A quién callará Hugo Chávez?

Las amenazas del presidente Hugo Chávez en contra de las empresas norteamericanas y europeas radicadas en el país no dejan de ser una estrategia demagógica por tratar de convencer a la población venezolana de su poder. Por otra parte, permite ser el foco de atención de los medios de comunicación social nacionales e internacionales. Algo similar ocurre con el viaje que tiene planificado. Todos los medios están alertas al posible encuentro de Hugo Chávez con el Rey de España: ¿lo mandará a callar? Pero, en este gran show político, propio de los tiempos actuales, debe haber espacios para una mayor reflexión.

En resumen, el discurso demagógico del presidente venezolano es básicamente conflictivo con la intención de ganar presencia en la opinión pública; en especial, cuando nos acercamos a un proceso electoral en el cual debe lograr colocar a sus seguidores incondicionales del Partido Socialista Unido de Venezuela en las elecciones regionales de este año. Esta estrategia le garantizaría fortaleza política en los próximos años. Por otra parte, proyectar la revolución bolivariana (con las estadísticas del gobierno) es útil para convencer a los inversores, en especial aquellos con los cuales se pueden hacer negocios. En definitiva, en un esquema de libre mercado, a las empresas les interesa los números en positivo; es decir, si hay que decir “si señor presidente, Usted es el mejor” para introducirse en el mercado venezolano, ¿cuál es el problema?

¿Cuál sería la situación del país si las empresas norteamericanas y europeas decidieran cerrar sus oficinas en el país? ¿Cuál sería la respuesta del presidente si los empresarios extranjeros clausuraran sus comercios? ¿Tiene el gobierno revolucionario la capacidad humana y técnica de responder a una situación con esas características? El gobierno actual es consciente de su capacidad de controlar algunos aspectos de la diplomacia internacional por el precio del petróleo. En definitiva, es un recurso estratégico; pero, no es una condición única para que otros países se rindan a las pretensiones presidenciales. Sin embargo, cuando se habla de dinero, hasta las posturas más opuestas buscan espacios para negociar. El lenguaje del comercio es la rentabilidad, no son la pobreza ni los derechos humanos. Ese es un problema político.

La crítica a la gestión presidencial de Hugo Chávez no es una defensa a ultranza de las políticas expansionistas y muy lucrativas de algunas empresas multinacionales. Sin embargo, la finalidad de un gobierno democrático es gestionar un ambiente estable en lo político, económico y social en beneficio de los intereses de los venezolanos y de quienes invierten en el país. ¿Si las empresas norteamericanas y europeas son tan maléficas como señala la revolución bolivariana porque durante el período de Hugo Chávez han seguido en el país? ¿Los partidarios del presidente no se hacen esas preguntas? Probablemente crean que el presidente expulsará a los invasores. Por lo pronto, sigamos en la frecuencia revolucionaria: ¿Hugo Chávez mandará callar al Rey?

¿Por quién vamos a luchar?

Si la celeridad con la cual el presidente Hugo Chávez habla de guerra lo hiciera para solucionar los problemas del país… Venezuela sería de todos. Pero, esto no es así. Sin embargo Hugo Chávez necesita votos, quiere una guerra a cualquier precio y se burla descaradamente de los venezolanos. Y ahora, quiere vendernos un conflicto bélico en vez de promover un diálogo entre Colombia y Ecuador. La paz de Hugo Chávez es muy extraña: todos deben aceptar sus condiciones. Pero, ¿cuáles condiciones le impuso las FARC?


La realidad es que el gobierno de Colombia cometió un error de diplomacia internacional cuando incurrió en territorio ecuatoriano. Obviar la molestia del gobierno de Ecuador es no reconocer su soberanía sobre su territorio. No se justifica la incursión del ejército colombiano bajo la excusa de capturar a miembros de la FARC. Sin embargo, más allá del hecho hay una realidad: no hay acuerdos sólidos entre ambos países para reducir a la guerrilla. Y si hablamos de Venezuela, el gobierno actual niega que las FARC sean un movimiento terrorista. La situación de Colombia no es fácil: tiene una guerrilla interna y además, dos países fronterizos se niegan a combatirla.

En toda guerra hay países enfrentados; pero, en principio, debe haber una causa por la cual luchar. ¿Cuál es la causa del gobierno de Venezuela para declararle la guerra a Colombia? Hasta donde sabemos Colombia no está realizando ningún tipo de reclamación territorial, tampoco creo que tenga previsto invadir algún pueblo fronterizo y el tema del golfo no está en el debate actualmente. Esperemos que el gobierno de Hugo Chávez no considere que la causa justa de la guerra sea defender a los miembros de las FARC… El ejército venezolano a quien defendería: a los venezolanos, a los ecuatorianos o a los miembros de la FARC.

El interés de la guerra en Hugo Chávez es una cortina de humo, muy oportuna, para desviar la atención de la sociedad venezolana. En especial, la de sus seguidores. Una guerra actualmente le permitiría buscar elementos que justifiquen su permanencia en el poder. Es una estrategia ideal para quien no tiene más argumento que el abuso del poder y la utilización de los recursos para ideologizar al pueblo.

Estoy seguro que los suramericanos no queremos ver morir a nuestros hijos, hermanos y amigos en una guerra; y mucho menos, defendiendo los valores terroristas de la FARC.

Por: Victor Manuel Pérez Martínez

Nos quieren vender una guerra

La incapacidad del gobierno de Venezuela de solucionar los problemas de Hugo Chávez con el gobierno colombiano es tan grave que son capaces de motivar una guerra antes que sentarse a negociar. Reitero que es un conflicto personal, porque ¿los venezolanos, o los colombianos, estamos dispuestos a una guerra? ¿Cuál es la causa? Por lo pronto el único argumento son las ansias del poder, por el poder, de Hugo Chávez. Sin contar, el apoyo de Daniel Ortega, ¿quizás de Fidel Castro?, a cambio de petróleo barato. Me niego a pensar, aunque todo es posible (incluso lo imposible), que haya sido otra de las condiciones de las FARC. ¿En que bando estarían las FARC? ¿Actuarían desde Venezuela?

Sin embargo, también es una buena estrategia para seguir en el poder y buscar argumentos para que se apruebe una hipotética reelección. Un conflicto en los próximos años requeriría de su permanencia en el poder. ¿Quizás decida ir al frente? No es probable, en el frente estarán los jóvenes venezolanos derramando su sangre y la nuestros hermanos colombianos. Pero, además, sembrar odio entre pueblos hermanos para establecer la base de futuras acciones terroristas. ¿Qué podemos pensar de un político que defiende a las FARC?


Los venezolanos debemos asumir con más responsabilidad el destino político de nuestro país. No hay argumentos políticos, ni revolucionarios y mucho menos socialistas en el discurso de Hugo Chávez y de su gobierno. Es el momento de cambios radicales, por la vía democrática, que permitan establecer límites a las ansias imperialistas y expansionistas del presidente. No quiero el imperialismo norteamericano; pero tampoco el imperialismo, disfrazado de socialismo y revolución, pregonado por el presidente.

Es el momento de reaccionar y las instituciones democráticas del país deberían asumir su responsabilidad ante la nación. ¿Es tan fuerte políticamente Hugo Chávez que las estructuras democráticas de Venezuela no pueden hacerle un llamado de alerta y exigirle límites a su discurso inconstitucional? ¿Quién es Hugo Chávez para amenazar, en nombre de todos los venezolanos, a los países que no comparten su sueño de ser el heredero de Simón Bolívar; por supuesto, a su estilo?

Aunque no compartamos sus ideas Hugo Chávez es el presidente del país; sin embargo, el no está asumiendo su responsabilidad ante la realidad social, económica y política de Venezuela. Son las instituciones democráticas, establecidas por la constitución, quienes deben demostrar su legitimidad ante quien pretende manipularlos. Nos negamos muchos venezolanos a creer que el poder legislativo o el poder judicial, o los otros poderes, no tengan capacidad de autonomía para establecer límites al poder ejecutivo.

Por: Víctor Manuel Pérez Martínez

3R por 3T

Las denominadas 3R (revisión, rectificación y reimpulso) como estrategia del presidente y del proceso revolucionario para el 2008 deberían ser cambiadas por las 3T: Trabajo, trabajo y más trabajo. Las 3R puede ser una estrategia partidista de quienes apoyan la revolución; pero, el trabajo que el gobierno debe asumir con seriedad en los diversos sectores del país es, además de una estrategia que le compete por obligación, una buena opción para que todos los venezolanos nos veamos beneficiado en nuestros derechos. Es decir, hablar menos y actuar más. 

El gobierno tiene más que datos, experiencias y testimonios de las debilidades y amenazas de los últimos años. ¿Necesitan más errores para darse cuenta? Esperemos que no, porque cada vez afectan más a los ciudadanos, y en especial, a los que han confiado, y confían, en un llamado proceso revolucionario. Con sus excepciones puntuales las cuales han sido exitosas. Personalmente no me causa extrañeza el llamado a la reconciliación del presidente y menos la estrategia de reducir el nivel de conflicto en el discurso público. Cada vez que la situación ha sido compleja, para el gobierno, apelan a los sentimientos y asumen una actitud de “víctima”.

El gobierno debe comprender, y en concreto los de más alto nivel (no exclusivamente Hugo Chávez), que Venezuela requiere de un gobierno responsable, coherente y eficiente. Tarde o temprano, por la vía democrática, el pueblo sabrá castigar a quienes no han asumido con responsabilidad su papel político. Sin embargo, la situación actual, ha implicado una paralización del desarrollo global del país, en comparación con las expectativas previstas a la llegada de Hugo Chávez al poder.

El año 2007 culminó con hechos que han debilitado al gobierno: existe pobreza, no hay un sistema de sanidad eficiente, hay delincuencia, el referendum para la reforma constitucional impidió la reforma propuesta por el presidente, imprudencia en las relaciones internacionales, y para terminar, la manipulación de la FARC. ¿Qué más necesita el gobierno para entender que el rumbo debe ser reorientado? ¿Qué más necesita la oposición para proponer uno nuevo?

Educación ¿socialista?

Señalar que la educación en Venezuela está en crisis no es una novedad. Ocurría antes de la quinta república y sigue estando en crisis con la revolución bolivariana. Quizás, algunos hemos tenido la suerte de estar con docentes que se preocupaban por ofrecernos sus conocimientos, sus experiencias y sus testimonios; pero eso no ocurre en todos los casos. ¿Las razones? Pueden enumerarse varias, desde la ausencia de un sueldo digno hasta la falta de proyectos educativos que respondan a un proyecto de país.

La educación socialista que está por imponerse en el país, aunque en algunos de sus principios de carácter social podamos coincidir, no responde a un proyecto de país moderno y acorde con los tiempos que corren y aquellos por venir. Simplemente responderán a la necesidad de adoctrinar a quienes serán los futuros votantes, permitiendo mantener el sistema revolucionario, es decir, perpetuar a Hugo Chávez, bajo la apariencia de elecciones populares, en el poder. Tendrán que pasar algunos años para que los futuros jóvenes comprendan que no toda la revolución bolivariana era bonita.

Pero, quien asume el poder en nuestro país es quien impone las leyes. No tenemos una Asamblea Nacional plural. Debemos asumir que tendremos educación “socialista” al estilo del presidente. Si realmente algunos de los principios socialistas llegaran a ser parte de la educación no deberíamos tener en los próximos años el sistema de gobierno que tenemos. Pero ¿será realmente una educación basada en los principios del socialismo? Todo parece indicar que no.

En estos momentos, solamente es la familia quien puede ofrecer un espacio de equilibrio entre las informaciones que los niños y jóvenes van a recibir de las posturas radicales que están presentes en el país. Es probable que el propio sistema pretenda descalificar la educación ofrecida por los padres o por quienes pretendan contradecirle. Es necesario un equilibrio que le permita a los niños y jóvenes vivir plenamente su edad; sin tener que asumir el rol de marionetas del proceso revolucionario o de la oposición. La dignidad la tenemos que sembrar en el hogar si queremos que el futuro de nuestros jóvenes sea diferente.

Chávez y Bush

Chávez y Bush

Las visitas que ha realizado George W. Bush a los países latinoamericanos son un signo de que Estados Unidos sigue y seguirá siendo un referente y un socio económico importante para la región. Entrar en una discusión ideológica es cerrar posibilidades de negocios y de desarrollo para los pueblos. El tema de la influencia ideológica y de las acciones negativas del neoliberalismo no se soluciona por la vía del enfrentamiento verbal sino por acciones concretas en beneficio de la sociedad.

Mientras los países visitados por el presidente norteamericano estudian estrategias para negociar con los Estados Unidos, sin dejar a un lado sus intereses y sin generar situaciones conflictivas, Hugo Chávez se ha empeñado en constituirse en un líder antinorteamericano dejando a un lado los intereses nacionales. ¿En dónde están los intereses de Venezuela?

El socialismo del siglo XXI, en el cual debemos profundizar según la revolución bolivariana, no creo que considere un enfrentamiento constante con otros modelos políticos o económicos. ¿Puede haber socialismo del siglo XXI sin la inversión privada? ¿Tienen los demás países que asumir nuestro modelo para que sean amigos y permitan relaciones no conflictivas? El socialismo del siglo XXI ¿obliga a todos a decir "amén" a las ideas de Hugo Chávez?

América Latina siempre se ha caracterizado por ser una sociedad religiosa, en donde la fe es importante. La idea revolucionaria es para un sector importante una cuestión de fe, y una creencia puede ser asumida como una realidad y puede traer confusiones. El manejo de los símbolos políticos en Hugo Chávez pueden hacer del socialismo del siglo XXI una religión más que un sistema político que debe constituirse en un sistema que permita el desarrollo de Venezuela. Esta nueva propuesta debe surgir de la crítica pero también del respeto hacia los demás.

Por Victor Manuel Pérez Martínez

Cuando votar vale la pena

Cuando votar vale la pena

El acto de votar en las elecciones suele considerarse, por un porcentaje importante de ciudadanos, como una actividad sin sentido porque el hecho de votar "no cambiará las cosas". Signo de esta situación es la gran abstención a la cual estamos acostumbrados los venezolanos en los procesos electorales. Por eso, hay quienes piensan, que los abstencionistas son realmente los que eligen a un candidato. En síntesis, hay la sensación que votar no es importante.

Afortunadamente han ocurrido algunos procesos electorales en el mundo que nos permitiría afirmar que este pensamiento no es del todo cierto. Votar es importante y puede generar cambios en una sociedad. Pero, hay que votar. Un ejemplo reciente fueron las elecciones legislativas de los Estados Unidos, en donde el sector opositor al presidente George W. Bush, representado por los demócratas, obtuvo el control del Congreso y del Senado. El nuevo panorama político ha obligado a Bush a replantearse su política interna y externa, entre ellas, la guerra contra Irak. No fue ni la presión de la ONU, ni los insultos de Hugo Chávez o el antiimperialismo de Fidel Castro quien lo obligó a replantear su política. La sociedad norteamericana ejerció su derecho a votar para producir cambios. Antes de estas elecciones ocurría algo similar en Italia cuando Romano Prodi logró el triunfo ante, el supuestamente victorioso, Silvio Berlusconi, en uno de los procesos electorales donde se registró una participación del alrededor del 83% de los votantes italianos.

El próximo mes de diciembre los venezolanos tenemos la opción de asumir nuestro derecho al voto. Está claro que solamente hay dos candidatos que capitalizan el interés de los votantes y de ellos saldrá el próximo presidente del país. Lamentablemente el no asistir a votar implica que los sectores políticamente organizados movilicen la mayor cantidad de participantes posibles. Pero, no podemos estar ausentes.

¿Qué pasa si no asistimos a las votaciones? La abstención será considerada, por una parte, como la confirmación de su triunfo, por la otra como la manipulación a través del miedo para no ir a votar, y otros, a la comodidad de los venezolanos de no estar presente en el proceso electoral. No será el reflejo, muy probable de un alto porcentaje de abstencionista: No queremos votar por ninguna de las dos opciones. No tenemos votos en blanco como en otros países, lo que sería un ejemplo de madurez democrática. ¿Qué ocurriría si un alto porcentaje de votantes votara blanco (equivalente al nulo de hoy)?. Lo importante es, al margen de la visión que cada quien tenga de su país ir a votar y hacer presente su opinión, su respaldo o su reclamo en el proceso electoral.

Por: Víctor Manuel Pérez Martínez